La Sensación y la Percepción

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El ser humano está abierto al mundo a través de sus sentidos (y la percepción). A través de ellos, constantemente llegan mensajes del mundo exterior (colores, formas, sonidos, etc.) y de su propio organismo (sensaciones de movimiento, equilibrio, posición, etc.).

Sin embargo, el ser humano no percibe estos mensajes de manera desordenada o desconectada, sino de manera integrada y coherente; él no percibe un mosaico de sensaciones, sino un mundo compuesto de objetos sólidos y estables, los percibe con un sentido completo.

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Percepción como facultad cognitiva

Definición de percepción: La percepción es el resultado de la interpretación de impresiones sensibles a través de una serie de estructuras psíquicas que ya no provienen de la estimulación del entorno, sino que pertenecen al sujeto.

Este acto global de capturar sensaciones e interpretación.

Sensación como facultad cognitiva

Definición de sentidos: Los sentidos, a través de sus órganos receptores, recopilan información tanto del mundo que nos rodea como de nuestro propio cuerpo.

Esta información comienza con un estímulo que recoge el órgano receptor correspondiente, lo transforma en un impulso nervioso y llega a la corteza cerebral que recibe estos impulsos y los integra en la totalidad de la vida psíquica del individuo.

Estímulo – Órgano receptor – Nervio – Área de la corteza cerebral – Respuesta

Este esquema es general y común a todos los sentidos.

Definición de sensación: La sensación sería la respuesta autónoma y aislada de cada uno de nuestros sentidos a su estimulación por el entorno, una respuesta que sería independiente de cualquier interpretación.

Estímulo – Órgano sensorial – Cerebro – Respuesta.

DIFERENCIAS ENTRE SENSACIÓN Y PERCEPCIÓN

  • La sensación es pasiva. La percepción es un fenómeno activo.
  • Ante la involuntariaidad del primero, el segundo necesita la voluntariedad y la conciencia de la recepción del estímulo (ver / mirar o escuchar / escuchar).
  • La sensación se recibe indiscriminadamente, mientras que la percepción es selectiva.
  • La percepción es el resultado de la síntesis de los datos que recibo de la sensación. A estas sensaciones se agrega la contribución de mi conciencia, preparada histórica y culturalmente, para construir a partir de esos datos y su interpretación, información y conceptos.
  • Primero se produce la sensación y luego la percepción. Aunque en realidad el proceso es casi instantáneo en ambas fases.

Sin embargo, debe tenerse en cuenta que estas sensaciones «puras», independientes de cualquier elemento interpretativo, no existen en la realidad, al menos en el individuo ya desarrollado psíquicamente.

Lo que existe en realidad, como un fenómeno psíquico completo, es la percepción.

SELECCIÓN ESTÍMULOS/SENSACIONES

1. Umbrales

Los sentidos, como hemos señalado, no capturan ninguna energía del mundo físico, solo aquellos que pueden estimularlos, es decir, provocar un tipo de respuesta:

Además, ni siquiera los estímulos que estamos en condiciones de recibir siempre causan sensación; tienen que alcanzar cierta intensidad para tomar conciencia.

El ser humano tiene límites en cada rango de estímulos. Estos límites se denominan umbrales absolutos.

  • Umbral máximo: es la cantidad máxima de estímulo que podemos capturar.
  • Umbral mínimo: es la cantidad mínima de estímulo que podemos capturar.
  • Por ejemplo, el oído humano capta entre 16 vibraciones de sonido por segundo (ya no se perciben menos) y 20,000 de las cuales ya no se escuchan.

Esta selección de estímulos a nivel cuantitativo nos muestra la naturaleza vital de la sensibilidad: los umbrales absolutos determinan lo que debemos capturar del medio ambiente.

Además de estos umbrales absolutos, la sensibilidad tiene otro sistema de regulación selectiva de estímulos: los umbrales diferenciales. Dentro de cada rango genérico de estímulos, capturamos las diferencias entre más o menos sonoros, más o menos dulces, de color, etc. La conciencia captura estas diferencias, haciendo que nuestra orientación en el mundo sea más completa que si solo capturamos un tono de cada color o un par de sabores.

2. Atención

Los estímulos que nos llegan del entorno son múltiples y no es posible atender a todos. De todos los estímulos que continuamente afectan nuestros sentidos, percibimos solo unos pocos; solo conocemos un número muy limitado de ellos.

La selección más importante se realiza a través de la atención: nuestra atención se centra en un cierto conjunto de estímulos y está determinada por:

a. acondicionamientos externos que provienen de la misma estructura de estímulos.

b. acondicionamientos internos que provienen del sujeto mismo

a. Acondicionamiento externo o estructura de estímulos:

  1. Intensidad del estímulo: los colores brillantes, los objetos grandes, los sonidos fuertes, etc., requieren nuestra atención.
  2. El contraste entre estímulos también es un factor determinante para nuestra atención. Si entre un grupo de personas vestidas con colores tenues aparece alguien con ropa de colores brillantes, nuestra atención está polarizada. En un grupo de personas de estatura normal, un gigante o un enano exigirá nuestra atención.
  3. Tamaño del estímulo: los objetos grandes captan nuestra atención con mayor probabilidad que los objetos pequeños.
  4. El cambio de estímulo es otro factor que influye en nuestra atención. Entre los objetos inmóviles, uno que se mueva será más atendido. En una habitación, percibimos mejor cualquier pequeño cambio que se introduzca mientras la estructura habitual pasa desapercibida.
  5. La repetición de los estímulos también es un factor determinante, algo que no se percibió en una sola presentación puede terminar siendo abordado si se presenta en tiempos sucesivos. La publicidad, por ejemplo, generalmente sigue este sistema: varios mensajes (auditivos, visuales, etc.) se repiten en diferentes ocasiones, se insertan en periódicos, TV, radio, carteles, hasta que llegan a la conciencia. La repetición demasiado frecuente, provoca adaptación y habituación del sujeto y puede provocar la descomposición de la atención.

b. Condiciones internas como intereses, necesidades, expectativas, etc. (condicionamientos de nuestra atención que no dependen de estímulos).

FACTORES DE LA PERCEPCIÓN

  • Los datos proporcionados por los sentidos, que constituyen, por así decirlo, el material que debe ser interpretado. La filosofía y la psicología los llaman «datos sensoriales» o «sensaciones puras».
  • Las disposiciones básicas de nuestra mente: que son «elementos de configuración», que nos hacen percibir datos sensibles de acuerdo con ciertas leyes o pautas, y que ayudan a dar a los datos sensoriales una primera organización.
  • Disposiciones adquiridas o esquemas anticipatorios, vinculados a la adquisición y uso del lenguaje, que introducen una nueva organización y significado en nuestras percepciones.
  • Resonancias emocionales: que no son típicas de la naturaleza o comunes a la especie humana, pero tienen que ver con la cultura y las experiencias de ciertos grupos o individuos, y que condicionan la percepción de los objetos de acuerdo con el papel que han jugado o tienen en nuestras vidas.

LEYES DE LA PERCEPCIÓN

Las leyes de la percepción son la tendencia natural del ser humano a percibir de cierta manera, bajo las leyes que gobiernan la forma de percibir.

  • Ley de proximidad: en circunstancias iguales, los estímulos más cercanos se perciben como formando una figura, es decir, los estímulos más cercanos tienden a ser percibidos como parte del mismo objeto. Así, por ejemplo, en la figura vemos cuatro grupos de círculos (cuatro pares) en lugar de percibir ocho círculos.
  • Ley de similitud: de manera similar, estímulos similares se agrupan en figuras homogéneas. En el dibujo vemos dos rectángulos formados por cuadrados y otros dos rectángulos formados por triángulos. Agrupamos las mismas figuras, en lugar de «velas» horizontalmente; es decir, cada grupo de objetos similares (cuadrados y triángulos) se integran en una figura.
  • Ley de continuidad: en igualdad de condiciones, los estímulos que se pueden agrupar en una figura sobresaldrán del fondo y se agruparán. En el dibujo encontramos una serie de pequeños círculos. Espontáneamente tendemos a agrupar en una serie continua todos aquellos que se pueden incluir en una figura más simple (por ejemplo, una línea ondulada). Los que no pueden agruparse o agruparse con más dificultades son marginados.
  • Ley de cierre: Tendemos a completar o cerrar figuras incompletas, buscando así una mayor estabilidad y simplicidad perceptiva. Por lo tanto, en el dibujo vemos una serie de líneas dibujadas, que tendemos a «cerrar», buscando figuras geométricas que tengan significado.

Todas estas leyes y muchas otras propuestas, pueden resumirse en un principio que de alguna manera las incluye a todas. El llamado Principio de Buena Forma, según el cual «la forma percibida es siempre la mejor posible, es decir, la más regular, simple, simétrica y significativa».

Ser capaz de organizar los estímulos en figuras significativas es algo básico en la percepción humana, ya que dota de significado al mundo que nos rodea y, en definitiva, lo hace más manejable. En principio, se percibe la mejor figura, es decir, la más simple.

LOS ERRORES DE LA PERCEPCIÓN

Sin embargo, esta capacidad organizativa de la percepción humana tiene sus desventajas. Organizar los estímulos en su conjunto puede llevarnos a juzgar mal las propiedades de las partes. Casi todas las ilusiones perceptivas se basan en el hecho de que la aceptación global no nos permite juzgar rigurosamente los elementos. Por ejemplo, en la ilusión de Mueller-Lyer, la percepción global nos lleva a juzgar que la línea superior es más corta, ambas iguales. Este carácter contextual de las ilusiones puede ilustrarse con numerosos ejemplos, entre ellos destacamos la ilusión de Zöllner, en la que las líneas paralelas se perciben como si no lo fueran.

LA PERCEPCIÓN SUBLIMINAL

Se llama percepción subliminal (o mensaje subliminal) o subcepción, y consiste en responder a estímulos que el sujeto no es consciente de haber percibido, es decir, la captura de un estímulo auditivo o visual que, por diversas razones, como la baja intensidad, carece de atención o corta duración de la misma, no alcanza la representación consciente y, sin embargo, determina la conducta de la persona al margen de su voluntad consciente.

Aunque la efectividad no se contrasta realmente, los mensajes subliminales tienen un gran poder sobre nuestra conducta. La razón es simple: los mensajes que penetran directamente en nuestro subconsciente tienen un efecto más fuerte e incomparable que cualquier otro que produzca en nuestro consciente.

El primer estudio conocido y ensayo práctico sobre la influencia de los mensajes subliminales en nuestro cerebro se remonta a 1957, durante la proyección de la película «Picnic». Dos años después de su lanzamiento, el publicista James Vicary afirmó haber realizado un experimento en un cine en Fort Lee, Nueva Jersey, demostrando el poder de la publicidad subliminal. Como explicó, hizo aparecer en la pantalla, en fracciones de 3 milésimas de segundo (1 / 3,000 segundos) y espació entre ellos 5 segundos, dos mensajes subliminales:

“¿Beber Coca Cola” y “¿Hambriento? Toma palomitas de maíz. Para ello, utilizó un taquistoscopio, un tipo de proyector que se especializa en hacer presentaciones muy breves de objetos o mensajes. Eso había sido utilizado por el ejército durante la guerra para entrenar a sus pilotos en el reconocimiento de la silueta de los aviones enemigos. ¿El resultado? La venta de palomitas de maíz aumentó en un 58% y la de Coca-Cola en un 18%.

Vicary afirmó haber repetido el experimento durante seis semanas y con más de 45,000 espectadores. El resultado fue que el consumo de Coca Cola aumentó en 57.8% y el de palomitas de maíz en 18.1%. Parecía que la percepción subliminal y su poderoso efecto sobre el comportamiento eran un hecho irrefutable.

Tan pronto como los científicos investigaron la publicidad subliminal e intentaron replicar la experiencia de Vicary de forma controlada, descubrieron que no obtuvieron esos resultados ni ningún otro que se acercara. Parecía que una publicidad subliminal tan popular y poderosa no tenía influencia en la conducta.

Por otro lado, en 1960, en Harvard, George Sperling llevó a cabo una serie de experimentos que resultaron ser cruciales en el estudio de la percepción. Nuestro cerebro, a través de los sentidos, recibe miles de estímulos de todo tipo cada segundo. Procesar todo esto de manera efectiva sería imposible, por lo que la percepción, como ya sabemos, se comporta activamente, agrupando, seleccionando, descartando y mejorando ciertos estímulos sobre otros.

Sperling, a partir de sus resultados, marcó la diferencia conceptual entre «estímulo» y «percepción», y demostró que si un estímulo, recibido en primera instancia por nuestros órganos sensoriales, no experimentara un nivel más alto de procesamiento más o menos consciente, no se convertiría en una percepción y, por lo tanto, no recibió ningún nivel posterior de procesamiento cerebral. En pocas palabras, si el estímulo no se hizo más o menos consciente, no entró en el cerebro, lo que de ninguna manera puede influir en nuestro comportamiento.

La percepción subliminal, como se concibió originalmente, no existe.

En 1962, ante la falta de evidencia experimental y datos que comenzaran a señalar que el supuesto experimento de Fort Lee nunca había tenido lugar, James Vicary confesó que todo había sido un fraude. El experimento, sus resultados y la concepción de la percepción subliminal fueron inventados.

Actualmente, este término se usa para referirse a otras situaciones que tienen más que ver con reflejos condicionados, como asociar tabaco con jeans, o una linda chica con un auto … y embarazada porque es un auto familiar. Otras aplicaciones se utilizan en la venta de productos, por ejemplo, al establecer cómo colocar diferentes productos en los estantes de los supermercados, porque es clave cuando el consumidor los compra o no.

 «Si no se ve, no tiene efecto. Si miras, ya no es subliminal.»